La psicóloga y
psicopedagoga disertó el sábado en la Sociedad Italiana, invitada por el
Mosana. Sostuvo que algunas dificultades del aprendizaje no tienen
origen genético, criticó la ley de Dislexia y afirmó que “Los niños han
pasado a ser objetos del mercado del laboratorio y de ciertos
intereses”.
Gabriela Dueñas es doctora en Psicología, licenciada en Educación y
profesora titular de Psicología del Desarrollo I y II de la Carrera de
Psicología y Psicopedagogía; y del Seminario de Posgrado “Lenguaje y
Pensamiento” de la Maestría sobre “Dificultades de Aprendizaje” de la
Facultad de Psicología y Psicopedagogía de la Universidad del Salvador.
Su disertación disparó interesantes debates en el trabajo de comisiones
de la jornada de Educación y Salud que se desarrolló el sábado en la
Sociedad Italiana.
Al término del encuentro, la Dra. Dueñas conversó con los medios
locales y dejó algunas definiciones: “Lo primero que noté es que acá hay
equipo, intersectorial, trabajan Salud y Educación. Están preocupados
por esta problemática que hoy trabajamos que tiene que ver con la
medicalización y la patologización de las infancias, estas tendencias a
etiquetar a un niño con esos “diagnósticos” de ADD, TGD, Disléxicos,
para empastillarlos y luego someterlos a programas de adiestramiento
conductual con premios y castigos a partir de los cuales veremos chicos
disciplinados a medida de las necesidades del contexto. En vez de
respetar sus derechos, escucharlos, pensar en ellos como sujetos
integrales. Preocupados por este problema se han puesto a trabajar de
manera maravillosa, logrando convocar a toda la región. Me voy muy
contenta porque hay un compromiso que los hace tener lleno este salón un
sábado, entonces hay esperanza para este país. No hay que olvidar que
los niños son el futuro de nuestro país. Y si permitimos que se
mercantilice la Salud y la Educación y los tome como objetos de consumo
estamos hipotecando nuestro futuro”.
Su oposición a la Ley de Dislexia
El caso particular de la Dislexia tuvo mucha difusión en
Salliqueló, así como el impulso a una ley del Congreso. Sobre este tema
la Dra. Dueñas fue especialmente crítica: “Yo fui una de las expertas
convocada por la Cámara de Diputados de la Nación junto con otros
expertos para explicar por qué no estamos de acuerdo con que se
sancionara una ley que le pone una etiqueta a niños que manifiestan
problemas en la alfabetización como tantos otros niños. Si uno leía el
proyecto de ley que lamentablemente se sancionó, es una ley que los
ubica en el lugar de discapacitados y trastornados mentales, partiendo
de la base de que supuestamente son deficientes neurocognitivos de
origen genético. Para lo cual no presentan ningún tipo de pruebas. Es
más, nosotros fuimos acompañados de neurogenetistas que dijeron que de
ninguna manera hasta la fecha se pueda afirmar que tiene origen
genético. No conocemos algo más socio-cultural que el aprendizaje de la
lectoescritura. ¿Cómo pueden sostener que la Dislexia es de origen
genético y responde a una falla en el cromosoma 15? Yo soy descendiente
de un abuelo de origen polaco. Y sin embargo no sé escribir en polaco,
debería saber si la lectoescritura viene genéticamente determinada. A
partir de eso se los etiqueta de deficientes, eso es lo que se dice de
ellos. Se los somete a prácticas en el interior y el exterior de las
escuelas que son realmente estigmatizantes, porque se los ubica en el
lugar de que tienen que ser adiestrados, que tienen que tener
adaptaciones particulares. Con el correr del tiempo estos niños se van
apropiando de estas prácticas. Si te tratan como un trastornado desde
chiquito, si tu familia te mira como un trastornado, si tu maestra te
mira como un trastornado, si te dan un certificado de trastornado, si
después vas a la psicopedagoga y te trata como un trastornado… Si
después de un tiempo no actuás como un trastornado avísame porque pasás
al libro de los Guinness”.
El origen genético
La Dra. Dueñas insistió con sus cuestionamientos al supuesto origen
genético de algunas dificultades del aprendizaje de la lectoescritura:
“Hace años que sabemos que los niños no vienen con su subjetividad, con
su mente, con su inteligencia dada. Hace años que sabemos que la
lectoescritura se aprende. Si no se aprendiera la pregunta del millón es
para qué sirven las escuelas. Yo no necesito ir a la escuela para tener
ojos castaños que los heredé de mis padres. Necesito ir a la escuela
para aprender a leer y escribir en el idioma de la comunidad en la que
estoy inmersa. Sostener que las dificultades son de origen genético
tiene una sola intención: generar clientes de por vida a partir de los
cuales se los somete a estos tratamientos y además salir a promover la
capacitación de docentes de parte de determinados sectores de las
ciencias y de las neurociencias. Concretamente la gente de Ineco
(Instituto de Neurología Cognitica) de Facundo Manes, de la fundación de
familiares de disléxicos, sosteniendo que a partir de ahora se va a
capacitar a docentes de todo el país para que detecten disléxicos y ADD
en las escuelas. Proponen además que se detecte desde sala de 3 años del
jardín de infantes. ¡Problemas de la lectoescritura en sala de 3! Es
como que yo trate de detectar un problema para caminar al mes de vida.
El niño se tiene que constituir, si vamos a hacer eso, de 100 chicos
vamos a detectar 100 disléxicos. Y voy a capacitar a los docentes a
través de Ineco, a través del Dr. Manes que piensa que todo está
determinado por el cerebro. Si te quedaste sin trabajo es un problema
cerebral. Si tenés problemas con las paritarias es un problema cerebral.
Todo lo reduce al cerebro. Y todo tiene una solución a través de los
programas de adiestramiento conductual que él mismo va a vender en todo
el país, y de pastillitas. Drogas psicoactivas para resolver estas
problemáticas que están impulsadas por el mercado de los laboratorios.
Cada vez son más los chicos que vemos empastillados hasta las orejas. Me
dirán que la Dislexia no se medica. Pero ya le encontraron la vuelta:
la Dislexia viene asociada –según ellos- al ADD, otro invento para
vender metilfenidato. Así que los niños han pasado a ser objetos del
mercado del laboratorio y de ciertos intereses del poder político que
quieren capacitar a todos los docentes del país para tener a todos
sometidos a los tratamientos que ellos proponen”.
Problemáticas complejas
“Nadie niega que existan problemas específicos para leer y escribir
–remarcó luego la Dra. Dueñas. Lo que nosotros estamos diciendo es que
eso es un síntoma de problemáticas complejas, ligadas a historias de
vida, condiciones de vida, cuestiones vinculadas con procesos
socio-culturales, cuestiones emocionales, cuestiones
didáctico-pedagógicas, hoy la escuela sigue enseñando de la misma manera
que le enseñaban a mi abuela. Nadie niega que las dificultades están,
que hay chicos que no prestan atención y caminan por las paredes. Lo que
decimos es que eso que estamos viendo es como la fiebre, un síntoma. El
problema no está en la fiebre; es cierto que es incómoda, que lo ideal
es bajarla, pero lo que más le preocupa a un médico es qué genera la
fiebre, porque sabe muy bien que hay algo que genera esa fiebre. Si de
lo único que se ocupa es de tapar la fiebre, estamos en problemas y
poniendo en riesgo al chico”.
“La Dislexia es un síntoma de problemáticas complejas –señaló más
adelante. Donde entran en juego variables sociales, culturales,
pedagógicas, políticas, didácticas. Por eso decimos que son
problemáticas complejas en las que tienen que trabajar profesionales del
campo de la Salud y de la Educación, y no ponerle una etiqueta al niño
como si hubiera nacido con una deficiencia. ¿Y cómo se soluciona?
Adiestrándolo para que escriba como los docentes quiere que escriba. Y
como naturalmente se va a resistir no pasará mucho tiempo para que le
diagnostiquen ADD. Y ahí ya lo podrán medicar. Y no hablo de los actos
médicos legítimos de medicar a alguien cuando esto es necesario. Hablo
de medicalizar, abusar de los recursos de la medicina para intentar
resolver o tapar problemáticas más complejas como que más de los chicos
de segundo grado tienen problemas para leer o escribir tal como se les
propone”.
Sin fundamento científico
En el último tramo de la rueda de prensa, la Dra. Gabriela Dueñas
insistió con la falta de fundamentación científica sobre el origen
genético de algunas dificultades: “Muchos de los consultorios de mis
colegas psicopedagogos se llenan de chicos disléxicos, de la mano de
algunos neurólogos que les dicen a los padres: quédense tranquilos, acá
no hay nada para revisar, nada para repensar, porque el nene nació así.
Nació con una fallita genética que le impide ser como los demás. El
problema es genético. Bien. Díganme en qué gen está el problema, dicen
que en el número 15. Cuando uno les dice que hagamos un examen genético
dicen que no vamos a encontrar nada porque la ciencia médica no lo puede
determinar todavía, hay que esperar unos años para que se desarrolle
más y podamos encontrar la causa de la Dislexia. Digo: están trabajando
sobre hipótesis que no tienen fundamentación científica y que van a
contramano de lo que sí sabemos. En el campo de las ciencias que tienen
que ver con el lenguaje no hay discusión sobre este tema. El lenguaje de
ninguna manera viene determinado biológicamente. Por supuesto requieren
de un soporte biológico pero no está determinado. Así que esto de
atribuir las dificultades en la lectoescritura a un origen genético es
un invento. Un invento para poder luego producir una enfermedad. La idea
es fabricar enfermos, en lo posible que sean crónicos, para responder a
las necesidades de la industria farmacéutica, en este contexto en el
que vivimos donde el mercado regula las relaciones de la vida social”.
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Fuente: http://www.veradia.com/nota.php?id=9962 (Consultado el 23 de mayo del 2017)
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